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Nací en Sevilla, donde comenzó mi amor por el arte. Estudié Bellas Artes en la Universidad de San Fernando y más adelante me especialicé en Diseño Gráfico en la Universidad Complutense de Madrid. Desde entonces, el arte ha sido siempre mi forma de estar en el mundo.

 

Durante muchos años me dediqué al diseño gráfico y a la acuarela, dos lenguajes que me enseñaron a mirar con detalle, a escuchar los silencios del color y las formas.

 

Quiero dar las gracias, con todo mi corazón, a Fernando Rodríguez Moreno. Su paciencia, su generosidad y su cariño me abrieron la puerta al mundo del acrílico. Él no solo fue un maestro, sino también un amigo del alma. Siempre estaré profundamente agradecida.

 

Hace unos años, cuando decidí mudarme al campo, la vida me regaló una nueva pasión: aprendí a soldar y a trabajar el hierro. El contacto con este material, tan crudo y noble a la vez, me conquistó. Fue como descubrir otra voz dentro de mí.

 

Más tarde, un viaje a Holanda me llevó al encuentro de la porcelana. Y allí, entre piezas delicadas y frágiles, me encontré de nuevo. Me enamoré perdidamente de este material, tan sutil, tan lleno de alma.

 

Hoy intento unir todo lo que he aprendido, todo lo que he amado: el diseño, la pintura, la escultura... y, por supuesto, la porcelana. Mi obra es el reflejo de ese camino interior, de esa búsqueda constante que nunca termina.

 

Gracias por acompañarme.
Gracias por mirar.

 

Quiero dedicar unas palabras muy especiales a mis amigos: Elena, Ana, Marian, Iñigo, a Sena por estar siempre cerca, por empujarme cuando dudé, por creer en mí. Y, sobre todo, gracias a Alzukak, por su ayuda sincera, profunda, imprescindible. No habría llegado hasta aquí sin vosotros. De corazón, gracias.

 

 

Siempre con amor,
siempre agradecida.

mi taller

Mi antiguo taller, pequeñito pero tenía

mis amigos en el taller

exposiciones

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